el dia de muertos
EL DÍA DE TODOS LOS SANTOS EN TAXCO DE ALARCÓN
Se tiene listos los tamales enrollados, los tamales amarillos de carne de res, pescado, y camarón; tres o cuatro ollas de tepache de 80 litros; una o dos latas de mezcal, muchos paquetes de cigarros y tabaco de hoja. Las bandas se aprestan a tocar en la iglesia y en el Panteón de San Celso la música elegida por los deudos. Limpiar las Tumbas y adornarlas es una tarea sagrada; el ambiente de la zona se presta para la devoción: la bruma se extiende sobre la población mientras un músico solitario toca la trompeta en un camino apenas recorrido.
El gris de las tumbas y la tierra seca se empiezan a teńir con el amarillo brillante de las flores y las fosas se decoran dejando volar la imaginación para construir un sitio digno para los difuntos. Los nińos imitan, tocan en las bandas infantiles, se contagian de las antiguas costumbres e inician su aprendizaje yendo de casa en casa comiendo las ofrendas: recetas ancestrales preparadas por las hábiles manos de sus madres y abuelas, guardianas de la tradición y que ańo con ańo ofrendan y agasajan a sus muertos.
El gris de las tumbas y la tierra seca se empiezan a teńir con el amarillo brillante de las flores y las fosas se decoran dejando volar la imaginación para construir un sitio digno para los difuntos. Los nińos imitan, tocan en las bandas infantiles, se contagian de las antiguas costumbres e inician su aprendizaje yendo de casa en casa comiendo las ofrendas: recetas ancestrales preparadas por las hábiles manos de sus madres y abuelas, guardianas de la tradición y que ańo con ańo ofrendan y agasajan a sus muertos.


Esta fiesta en todas sus manifestaciones es más pagana que cristiana. El día 2 de noviembre es dedicado a los fieles difuntos por la Iglesia Católica y siendo los mexicanos casi en su totalidad creyentes, empiezan este día rezando por sus difuntos y acaban por brindar a su ˇsalud! y haciendo un paso de historia encontramos que se rinde culto a los muertos desde la época prehispánica; así vemos las ofrendas dejadas junto al difunto con todo lo que pudiera serle útil en su viaje para llegar al mundo de los muertos.
Este es el principio de las ofrendas actuales, fusión pues pagana-cristiana de nuestras tradiciones. El espíritu de la ofrenda actual es un rito respetuoso que toda la familia prepara para recordar a los que se has ido, y que, según la creencia, regresan este día para gozar lo que en vida más disfrutaban. Para esta ofrenda, en un lugar principal de la casa se coloca una fotografía del "muertito"; claro que si no se tiene se coloca una calaca de cartón, con el sombrero usado por el difunto y que se guarda para este fin junto a los objetos personales y más queridos como su guitarra, instrumentos de trabajo, los cigarros, la bebida preferida, etc.
Sobre una mesa se disponen los platillos tradicionales de nuestra cocina: mole verde y rojo, calabaza de tacha, tamales, aguas frescas, todo esto lo adornan "calaveritas" de azúcar que llevan en su frente los nombres más socorridos de nuestro México. Dulces de alfeńique de diversas formas, animales, canastitas de flores, cruces, etc. También el campo rinde culto a la muerte, pues en él se han sembrado multitud de semillas de flor de zempoaxochitl que florean para adornar las ofrendas; estas flores en jarros y floreros y simplemente formando guirnaldas son imprescindibles y representativos solo de esta fecha.
Un papel muy importante en las ofrendas es el "pan de muerto", bizcocho adornado con formas de huesos hechos de la misma masa y espolvoreado con azúcar; resulta usual encontrarlos todo el mes de noviembre en las panaderías, las que por cierto están adornadas en estos días con pinturas efímeras en sus vidrieras y aparadores, otra expresión que nos pasa inadvertida. No faltan los cirios encendidos en recuerdo de los ausentes y el copal quemándose en los sahumadores; esto es tan importante por la creencia de que son los aromas los que atraen al alma que vaga. Son por supuesto los "muy vivos" los que disfrutan de todo este festín. Además, la visita a los cementerios se hace de obligación. Toda la familia llega a la tumba de su ser querido, escoba y plumero en mano, ya que hace un ańo que nadie se ha parado ahí; la llenan de flores y juntos comparten la comida.
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